Ixcateopan: Pueblo de Algodón, Mármol e Historia
Por Saturnino Abarca Villada
Ixcateopan: Pueblo de Algodón, Mármol e Historia
Por Saturnino Abarca Villada
Conocí Ixcateopan, desde mi más tierna infancia, pues mi madre siempre hablaba de él con mucha emoción. Nos platicaba sobre los atajos que deberían tomar para llegar desde su pueblo, Santiago Salinas, a Ixcateopan. Iban a vender sal, frijol, arrayanes y otros productos de su tierra. También aprovechaban y comprar su avío.
El recorrido era largo y se hacía a pie o, en el mejor de los casos, en lomo de bestia. No obstante, eran días de felicidad y fiesta, ya que en Ixcateopan se podía ver, comprar y comer de todo. Muchos de los días felices en la niñez de mi madre, fueron en Ixcateopan. Ella recordaba que para llegar, había que sortear barriales, pedregales y un sonoro río. Decía que cuando pasaban por San Juan, y luego de ver las primeras casas suspiraban con emoción y alegría. Entonces se olvidaban del cansancio y apresuraban el paso.
Yo conocí Ixcateopan en 1979. Cursaba el 7o. Semestre en la Carrera de Maestro. Era un profesor en ciernes. A pesar del tiempo, mis recuerdos son vívidos, claros, invariables... Llenos de nostalgia. Yo era un novato en el campo y me costaba trabajo comprender la dinámica de la vida rural. No obstante, tenía que cumplir mi deber, pues el Gobierno del Ing. Rubén Figueroa Figueroa me había contratado para impartir la Instrucción Primaria en la Comunidad de Xochipizca, del Municipio de Taxco.
La Cabecera de la Zona escolar, estaba en Ixcateopan; entonces, yo tenía que ir constantemente a reuniones; para ello, tenía dos opciones de camino: Ir de Xochipizca a Huitzotitla a pie, de ahí a Taxco y luego a Ixcateopan en camión. Otra alternativa era ir en lomo de bestia directamente de Xochipizca a Ixcateopan. Ambas eran extenuantes, aunque la última era toda una aventura, ya que desde el corazón de la sierra, todo era bajar y bajar, y a ratos ser acompaños por el río. Luego, pasar por San Juan, convertido en un pueblo fantasma, era toda una experiencia. Mis pasos resonaban en el empedrado y muy lejano se podían escuchar ladridos. Cada viaje era una experiencia, un aprendizaje.
La recompensa era increíble y venía al terminar la reunión. Unos tamales nejos con mole verde nos aguardaban. En otras ocasiones eran tamales de frijol con mole rojo de pípilo, acompañados de la frescura de un pulque o la fortaleza de un mezcal o agua ardiente. Ni que decir de la carne de puerco o del huevo con jumil. Pero antes de ello, un café o atole nos habían dado la bienvenida, junto con la enorme sonrisa y franco abrazo de nuestro querido Inspector, el Insigne Maestro Olivo Sotero QEPD.
-La última fase de mi estancia en Ixcateopan, duró una década. Fue de 1995 a 2005, ya que fui director del Museo de la Resistencia Indígena. En ese lapso viví y comprendí mejor a Ixcateopan, lo viví a plenitud. Disfruté cada instante y aprendí sobre su relevancia en la elaboración de hermosos muebles coloniales de Cedro rojo, cuyos diseños se encuentran distribuidos en diferentes partes del país. Admiré con más convicción sus hermosas y serpenteadas calles empedradas de mármol blanco, sus cercas también, lo hicieron único. También su caserío, que le daba un aire majestuoso, mágico y ensoñador.
Mi admiración crecía cada vez que caminaba por pueblo y descubría que también los tecorrales, chiqueros, y gallineros estaban saturados de mármol. Ni que decir de su panteón, plazuelas y callejones. Había mármol a granel y por doquier. Entonces, no es gratuito que en el 2023 se le haya dado el título de Pueblo Mágico. En Ixcateopan siempre hay una fiesta para celebrar, una amistar que conmemorar y abrazar. Siempre hay una casa con puertas abiertas que nos invita a descansar y oír relatos que el tiempo perpetuó. Aprecié la honestidad y anfitrionía de sus habitantes
Ixcateopan de Cuauhtémoc es un Pueblo Mágico por selección. Es un pueblo que magnifica su fe, que vive, revive y promueve su cultura, sus valores y su arte. Tiene raíces tan profundas que el tiempo ni las desgracias han podido arrancarlas. Su fortaleza es gigante y su trabajo hace que crezca más cada día. En Ixcateopan se respira un aire fresco, puro y libre que vivifica y renueva.
Ixcateopan es más que una población con historia, más que un Pueblo Mágico. Ixcateopan es el Altar a la Patria. Es historia, es presente y es futuro.